Encuentro con las raíces
El viaje al mundo Cora me ha hecho apreciar y desear el disfrute de los
elementos cotidianos como el placer de sentir el agua correr entre el cuerpo,
el viento deslizarse por los dedos, una caminata cuesta arriba bajo la luz de
la luna llena.
Las cabañas son una gran responsabilidad para la señora Rutilia, sobre
ella recae la limpieza. Una mañana, mientras los hombres estaban ocupados en
sus labores rituales, mi hermana Rocío y yo acompañadas de Leovi nos fuimos a
observar todos los preparativos. La señora Rutilia se quedó arreglado ella sola
el comedor, moviendo cartones, estufas, refrigeradores, limpiado ventanas,
barriendo, trapeando, en fin, toda una limpieza y orden exhaustivos. Cuando
llegamos a las cabañas nos encontramos con la señora Rutilia empolvada de pies
a cabeza, cansada, con el cuerpo adolorido: “Si no lo hago yo, nadie lo hace”,
parece un padecimiento en común de las esposas. “Estoy bien cansada”- decía
enfatizando la palabra bien- “pero ahorita voy al río y me voy a estar ahí toda
la tarde”. El énfasis lo hacía en las palabras “toda la tarde”, queriéndola
hacer eterna, una tarde sin fin dentro del agua que limpia, cura, relaja y se
lleva todo.
Cuando caía la noche y Ernesto se quedaba dormido, que pesaba cerca de
14 kilos, la señora Rutilia lo cargaba en la espalda amarrándolo con el rebozo.
Una mañana se levantó a las 3 para ayudarle a su madre pagar una manda, toda la
noche cocinando kilos de arroz, haciendo nixtamal, para luego tortear con
metate y comal. Su día se extendió hasta la media noche, pues era el día que te
llevan prisionera para ayudar en la comida comunitaria. La señora se veía ya
cansada y movió sus influencias para que nos dejaran salir antes que terminara
toda la faena. Ernesto ya estaba casi dormido y lo subió a sus espaldas.
“Señora Rutilia, no se preocupe por nosotras, nos podemos ir solas a la cabaña,
no venga con nosotras”- le dije, pues su casa estaba a unas cuadras de donde
estábamos y las cabañas en lo alto de una loma. “A mí me gusta el viento”- dijo
con deseo. Iniciamos el ascenso, era lastimoso verla tan cansada, con el niño a
sus espaldas y una olla en sus manos, le quité la olla. Al ir a la mitad del
camino y dar vuelta en una curva una corriente de viento fresco nos arropó, entonces
la señora Rutilia en un suave aleteo alzó los brazos, separó cada uno de los
dedos, haciendo espacio para dejarlo correr y entonces exclamar seductoramente:
“El viento, el viento”, con deseo de planear en él. Todo el esfuerzo de llegar
hasta ahí había valido la pena, ese encuentro fugaz alivió sus cargas.
La familia es austera, mientras que Rocío y yo
teníamos deseo de repetir un platillo, ellos sólo se servían media cucharada y
era todo, la única ocasión que los vimos comer desenfrenadamente, fue cuando
hizo enchiladas. Sus enchiladas son adictivas. La tortilla se fríe en aceite
sin pasarla por ninguna salsa, el relleno es sólo queso añejo revuelto con
cebolla picada, se enrollan y se bañan con su salsa de sólo chile guajillo. Tal
vez sea la molienda del metate, pero esa salsa es deliciosa, además de las
tortillas recién hechas con leña. Todo tiene sabor, me atrevería a decir que
son de elaboración gourmet, donde todo es preparado a base de ingredientes
naturales, frescos, potenciando el sabor desde el fuego.
Meeting
with the roots
The trip to
the Cora world has made me appreciate and wish the enjoyment of daily elements
like the pleasure of feeling water running through the body, the wind flowing
in between fingers, a walk up a mountain under a full moon light.
Cabins are
a great responsibility upon Ms. Rutilia, she is in charge of keeping them
clean. On one morning, while men were in the ritual ceremonies, my sister
Rocio, Leovi and myself when to observed men in their duties, Ms. Rutilia
stayed cleaning and moving packages, stoves, refrigerators, cleaning windows,
sweeping, moping, in conclusion cleaning thoroughly. When we got to the cabin
we found a Ms. Rutilia dusted from head to toe, tired, her body aching: “If I
don´t do it, no one does it”, it seems a worldwide wives´ complain! “I am
really tired”- would say emphasizing the word really- “but I´ll get in the
river all afternoon”. Emphasis the words “all afternoon”, wishing it was
eternal, an endless afternoon inside the cleaning, healing, relaxing and takes
everything away water.
When the
night fell and Ernesto, the youngest and over 28 pounds, would fall asleep Ms. Rutilia
would carry him on her back tied up with her shawl. On one morning she got up
at 3 in the morning, to help her mother cook several kilos of rice, making
nixtamal and then handmade tortillas. Her day went on to midnight, for that was
the night when we were taken prisoner to help cooking. She looked very tired
and talked with someone to let us out. Ernesto was almost asleep and carried
him on his back. “Ms. Rutilia, do not worry for us, we can walk alone to the
cabins, don´t come with us”- I told her, because their house is in town near to
where we were and the cabins up hill. “I like the wind”- She said with desire.
We began to ascend, it was painful to watch her so tire, the kid on her back
and one pot on her hand. I grabbed the pot.
Half the
way up, when turning in a curve suddenly a fresh gust of wind wrapped us, then Ms.
Rutilia with a soft flap raised her arms, separating each and every finger,
making space to let the wind run through and then exclaimed: “the wind, the
wind”, wishing to soar. Every effort to get there was worth it, that moment
relieved her burden.
The family is austere, while Rocío and I felt the
desire to repeat a certain dish, they would only have half spoon and that was
it. The only time we saw them eating without measurement, was when she prepared
enchiladas. Her enchiladas are addictive. Tortilla is fried in oil without
soaking it in sauce, the filling is dried cheese and onion, it rolls up and
then sauce with guajillo pepper. It might be the grounding with metate, but her
sauce is wonderful, the tortillas are handmade on a wooden stove. Everything
has flavor, I would dare to say they are gourmet, everything is prepared with
natural ingredients, prepared from scratch.
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